El Conflicto Entre La Fé Y La Razón

El conflicto entre la razón y la fé en las obras “San Manuel Bueno, mártir” de

Miguel de Unamuno y “Cambio de Luz” de Leopoldo Alas “Clarín”

 Los movimientos literarios en España, de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, están marcados por los conflictos sociales y políticos que atravesaba el país. Las respuestas literarias a la inestabilidad gubernamental, los nuevos avances científicos, los enfrentamientos bélicos y la necesidad de una democracia estable, fueron dadas por poetas y ensayistas; los cuales  se esforzaron por mostrar de una manera realista, critica y filosófica, su visión de la sociedad española.   Entre estos tenemos a dos prominentes escritores, Leopoldo Alas “Clarín” y Miguel de Unamuno, quienes de una manera objetiva e imparcial utilizaron la narrativa para criticar las problemáticas sociales y religiosas que estaban viviendo los ciudadanos españoles.  Sin embargo, ambos autores tuvieron distintos estilos e hicieron parte de diferentes movimientos literarios, los cuales han marcado muchos cambios en la narrativa y literatura hispanoamericana.

Leopoldo Alas “Clarín” es uno de los más destacados autores españoles de finales del siglo XXI quien hizo parte de los movimientos literarios del realismo y el naturalismo.  Sus obras se basan en temáticas sociales y en la realidad cotidiana, a la que todas las personas somos enfrentadas cada día; mientras que, sus personajes son psicológicamente analizados y enfrentados a su propia humanidad, para así mostrar la conducta de los seres humanos de una manera detallada y objetiva.  Por otro lado, Miguel de Unamuno es considerado uno de los mejores autores del movimiento literario de la Generación del 98, así como uno de los más importantes filósofos españoles.  Sus obras son una crítica abierta y sincera hacia las situaciones socio-políticas de España y la influencia de la Iglesia sobre la sociedad española.  Sus escritos, se enfocan en un continuo debate filosófico y religioso  entre el poder de la razón y la fé, donde sus personajes se ven enfrentados entre lo que la razón les muestra y lo que su fé les permite creer.

El propósito central de mi análisis será hacer una comparación literaria, acerca del conflicto interno que viven los personajes principales en la novela corta “San Manuel Bueno, mártir” (1930) de Unamuno y el cuento “Cambio de Luz” (1893) de Clarín, ya que los dos se debaten entre la razón y la fé.  Ambos autores vivieron de manera personal un fuerte conflicto existencial donde el pensamiento empírico se vio enfrentado con la creencia en Dios; sin embargo, Clarín tuvo un deseo de superar sus dudas acerca de Dios, mientras que Unamuno mantuvo su disyuntiva y posición agnóstica hasta el final (Oleza 7).  Por tanto, se nota una gran diferencia en los desenlaces de ambas obras y los caminos que tomaron sus personajes; los cuales, basados de cierta manera en sus autores, llegan a desarrollar una cercanía hacia la creencia en Dios o simplemente aceptan de manera absoluta que la fé es algo que no van a poder obtener.

Ambas obras están marcadas por personajes que enfrentan un conflicto interno entre su sentido de la razón y su fé, así como el deseo de encontrar respuestas acerca de la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.  El estilo narrativo está enfocado en relatar y analizar el conflicto interno que viven estos personajes, cuyas vivencias son realistas y cercanas a la vida cotidiana que podría tener cualquier persona del común.   Ambos autores hacen uso de un  lenguaje aparentemente sencillo y cotidiano, el cual permite que el lector se sienta identificado con los personajes, al mismo tiempo que cuestiona las intenciones y actitudes de estos; sin embargo, tanto Clarín como Unamuno utilizan mucho simbolismo, alegorías y alusiones a personajes o situaciones bíblicas para representar sentimientos y conflictos más profundos.

En la obra de Unamuno el personaje principal es Manuel, un párroco quien a pesar de vivir en angustia por dudar de la inmortalidad del alma y de Dios, se encarga de guiar al pueblo de Valverde de Lucerna y de promulgar la importancia de la fé y la conducta moral a sus habitantes.  Sin embargo, cuando muere es considerado por el pueblo y las autoridades religiosas como un mártir y santo, lo cual lleva a que Ángela, una de sus seguidoras, deje un manuscrito donde se halla analizando la verdadera vida de Manuel, y su disyuntiva entre lo que aparentó ser y quien en realidad era.   Mientras que en el cuento de Clarín la trama se enfoca en Jorge, un hombre de ciencias, quien a pesar de analizar ávidamente las cosas a su alrededor aparenta a los demás ser muy crédulo; sin embargo, su pensamiento empírico lo ha llevado a dudar de la existencia de Dios y a esperar pruebas de su existencia en su vida.  El punto crítico de este cuento llega cuando Jorge queda ciego, lo cual lo lleva a darse cuenta que no todas las cosas pueden ser entendidas o percibidas de manera física, y es en ese momento que siente que sí puede creer en Dios sin tener duda alguna.

Las vidas de Jorge Ariel de “Cambio de Luz”  y Manuel Bueno de “San Manuel Bueno, mártir”, aparentan estar llenas de gozo y de satisfacción en que existe un Dios que todo lo puede; sin embargo, la realidad interna de ambos hombres es muy diferente y difícil de enfrentar en una sociedad predominante religiosa.  Manuel, a pesar de ser un sacerdote, guarda el secreto de ser un incrédulo y de no creer en la vida después de la muerte o la resurrección del alma (Mancing 344); mientras que Jorge es un hombre que llevado por su fascinación hacia los estudios científicos y las artes plásticas, empieza a perder su fé y a dudar de la existencia de Dios.  Ambos personajes aparentan delante de los demás que tienen una fé sostenida en las bases de la absoluta creencia de que Dios existe para evitar ser cuestionados o crear conflicto con otros.

Manuel y Jorge pretenden delante de sus familias y comunidades que la duda acerca de la existencia de Dios, no es aceptable o siquiera considerable para ellos; pero, la verdad es que ambos están sumergidos en una profunda angustia, debido a sus incertidumbres acerca de la veracidad de la existencia de Dios.  Manuel por ser considerado el guía espiritual del pueblo donde vive, se ve forzado y decidido a promover la creencia en Dios, y promulgar la importancia de seguir los valores y enseñanzas cristianas.  Jorge quien está acostumbrado a valorar lo tangible, aparenta molestarse cuando alguien habla de dudas religiosas, pero en realidad se enfrenta a este debate sólo que no lo demuestra a nadie.

Tanto Jorge como Manuel están marcados por el engaño y la falta de sinceridad que tienen hacia aquellos a los que incitan a creer que Dios es la única salida, y que es un deber seguir lo que dice la Iglesia; sin embargo, por dentro ambos viven con dudas inquietantes que no les permiten vivir en calma, y que los llevan a tomar una posición cerrada delante de otros acerca de Dios.   Manuel le dice a Ángela: “sí, hay que creer todo lo que cree y enseña a creer la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana” (Unamuno 115).  Jorge le dice a uno de sus amigos: “el que no tenga fé, el que dude, el que vacile, que se aguante y calle y luche por vencer esa flaqueza” (Paredes, Harpring, y Ballesteros 490).  La idea de que es necesario seguir unos parámetros que sean socialmente aceptables, era muy notoria en la sociedad española de la época; por tanto, ambas frases, son usadas por los autores como una crítica severa hacia una sociedad más interesada en preservar la tradición, que en analizar el comportamiento y las necesidades de sus miembros.

La mayor problemática de los personajes de Jorge y Manuel son sus incertidumbres y los cuestionamientos internos a los cuales se ven enfrentados.  La angustia, típica de los existencialistas, es el sentimiento más predominante tanto en la obra de Unamuno como en la de Clarín.   Estos personajes viven en constante desasosiego por encontrar respuestas a sus dilemas filosóficos, y así poder de manera convencida hablar acerca de Dios y de lo que representa en sus vidas.   De cierta manera, tanto Jorge como Manuel, son vistos como personas que se sacrifican por otros, ya que a pesar de que viven tribulaciones internas, siempre llevan a los demás las palabras que estos necesitan. Para Manuel es importante vivir y morir por su pueblo para poder salvar su alma, ya que de esa manera podría resistir la soledad y entregarles la ilusión de la esperanza en la vida eterna, en la que el tanto quisiera creer pero no puede (Unamuno 110).   Para Jorge era un deber guardarse sus dudas acerca de Dios, porque pensaba que no era algo que sus familiares fueran a entender; además, su comunidad lo hubiera visto como algo inaceptable, y peor aún hasta se podrían contagiar de su pensamiento (Paredes, Harpring, y Ballesteros 490).

Un detalle valioso es que ambos personajes desean de manera fervorosa poder creer y estar completamente convencidos de la existencia de Dios, y así poder de manera sincera hablar sobre sus impresiones acerca de Dios.  Podemos decir que la contradicción se genera debido al sentimiento de querer creer y el no poder lograrlo, mayormente por la continua sufragación de ideas a favor y en contra, que surgen en estos personajes y que se derivan de la naturaleza racionalista de sus autores (Oleza 5).   Jorge dice: “si hay Dios, todo está bien.  Si no hay, todo está mal,…  ¿Y si no hay Dios?…” (Paredes, Harpring, y Ballesteros 491); esta frase, nos lleva a ver la importancia de encontrar una respuesta, que de una manera u otra le pueda traer la paz que tanto necesita.  A diferencia, Manuel sólo desea que el pueblo pueda vivir de manera tranquila y con la esperanza de que exista una vida después de la muerte; de esta manera, deja a un lado sus propias creencias por asegurarse que sus seguidores tengan paz interior. Como diría su amigo Lázaro acerca de él: “Comprendí su santidad,… lo hacía por la ilusión de los que le están encomendados;.. -Si es que esto es engaño- no es por medrar” (Unamuno 123).

Tanto “San Manuel Bueno, mártir” como “Cambio de Luz”, son obras que contienen muchos simbolismos y detalles, para que el lector pueda escoger por sí mismo una posición o percepción a la que se sientan conectado.  Ambas se destacan por enfocarse en tener conexiones con las cosas físicas o materiales y los paisajes.  En “San Manuel Bueno”, las montañas del pueblo representan las almas de sus fieles seguidores cuya fé debe proteger, y por tanto asegurarse que sus ideas de poder refugiarse en Dios, se mantengan vivas.  Otro detalle fundamental se encuentra en la función simbólica que toma la nieve: “…la nieve cayendo en el lago y muriendo en él mientras cubre con su toca la montaña” (Unamuno 130); esta expresión, es utilizada como una metáfora para describir la gracia y fé que recae sobre el pueblo (montañas), pero que desaparece en San Manuel (lago).   Mientras que en “Cambio de Luz”, la música suave y melódica representa de manera visual la belleza que observa en su familia y la perfecta armonía en la que estos viven; aunque, luego se convierte en su instrumento de conexión entre su interior y el Dios que ha logrado hallar (Behiels 492).  En esta obra hay una clara metáfora filosófica y religiosa entre la luz, la cual representa el conocimiento, y la oscuridad que va a simbolizar la ignorancia del alma cuando no se acepta la existencia de Dios; pero, esta oposición es resuelta cuando Jorge se permite a si mismo sumergirse en lo que su corazón le dice acerca de la existencia de Dios, y olvidarse de argumentos científicos y racionales.

Sin embargo, la diferencia más marcada entre estos dos personajes se refleja al final de ambas obras.  Manuel cuya necesidad de creer se ve aplacada por la resignación a mantener las dudas, muere sin haber cambiado su parecer, y sin tener la esperanza de que su alma vaya a resucitar junto a Dios; mientras que Jorge, cuya fé se ha visto disminuida por sus investigaciones científicas, vive la desgracia de haber perdido la vista y es en ese momento que se encuentra percibiendo otro tipo de belleza diferente, y viendo de una manera más interna y religiosa. En ambas obras los personajes viven un conflicto interno que es exacerbado por el pensamiento empírico y la búsqueda de la verdad, sin embargo, las enseñanzas que ambas historias dejan difieren la una de la otra, sobre todo porque podemos concluir que Manuel y Jorge mueren con sentimientos diversos acerca de la existencia de Dios.

En “San Manuel Bueno, mártir”, Manuel nos deja una enseñanza negativa ya que este personaje no logra superar sus contrariedades internas, y cuando afirma: “la religión es el opio del pueblo” (Unamuno 132), deja una contradicción acerca de sus intenciones y de su verdadera moralidad.   Mancing argumenta: “happiness- the sort based on ignorance and drugs- is not a positive value, but exactly the opposite” (361), así que, ¿cómo podemos apoyar los ideales de Manuel si están basados en la manipulación y deshumanización del pueblo de Valverde?  Estos habitantes confían plenamente en un sacerdote que no cree en nada de lo que predica, sin embargo, Manuel con su conducta y buenas acciones personifica los valores positivos determinantes de una moral correcta.  El debate nos lleva a cuestionarnos, si realmente entendemos, que así como un ateo puede ser una buena persona, un cristiano puede que no tenga una moral superior a este. (Mancing 355).  Entonces el más valioso legado de Manuel Bueno no son sus creencias sino sus acciones, las cuales a pesar de no estar guiadas por una creencia religiosa, si están basadas en el concepto de que es importante ser una buena persona.

En “Cambio de Luz”, Jorge nos deja una enseñanza positiva y esperanzadora, ya que este personaje logra encontrarse consigo mismo, y aceptar su vida de una manera agradecida y satisfecha.  Jorge expresa su regocijo al sentir que de nuevo todo está bien porque si siente la presencia de Dios, y afirma: “veo de otra manera; veo las cosas por dentro; veo la verdad; veo el amor” (Paredes, Harpring, y Ballesteros 495).  La enseñanza que podemos extraer proviene del sentimiento contrastivo donde a pesar de perder la visión de manera física, Jorge, se encuentra más cercano que nunca a su yo intimo y a su fé. Las cosas materiales como la belleza estética, los lujos, los debates filosóficos, todo, excepto la música,  pasan a un segundo plano; mayormente porque siente con gran fervor y seguridad, la presencia de Dios en su vida y en su alma.  De una manera, muy acertada y concluyente, Behiels expresa:

“la luz que reclama el protagonista y que recibe al final no es una verdad objetiva sino una alegría basada en el amor comunicado. Frente al amor, el saber intelectual pierde todo interés”  (495).

Las historias de “San Manuel Bueno, mártir” y “Cambio de Luz”, han estado llenas de dudas, incertidumbres, angustia, y un gran deseo de encontrar respuestas al antiguo debate acerca de la existencia o inexistencia de un Dios en nuestras vidas.  Cada obra de una manera u otra nos ha dejado valiosas lecciones que nos ayudan a tener diferentes percepciones sobre lo que cualquier ser humano se puede cuestionar.  Es importante recalcar que tanto Unamuno como Clarín son autores que vivieron de manera personal la inquietud acerca de Dios, y que se hallaron continuamente escribiendo o haciendo alegorías en sus distintas obras sobre este tema.  Como muy claramente diría Unamuno: “si un hombre nunca se contradice, será porque nunca dice nada”.

Bibliografía

Baker, Armand. “The god of Miguel de Unamuno.” Hispania 74.4 (1991): 824-833. Print.

Behiels, Lieve. “La visión y el saber en la obra de Galdós y Clarín”. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – . 487-495. Web. 12 Nov. 2010. <http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/79183841656685941754491/p0000001.htm&gt;.

Mancing, Howard. “The Lessons of San Manuel Bueno, mártir.” MLN 121.2 (2006): 343-366. Print.

Oleza, Joan.”Clarín: las contradicciones de un realismo limite”. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Web. 12 Nov. 2010. www.biblioteca.org.ar/libros/89458.pdf

Paredes Meìndez, Francisca, Mark Harpring, and Joseì Ballesteros. Voces de España: antología literaria. Australia: Thompson Heinle, 2005. Print.

Unamuno, Miguel de, and Víctor G. de la Concha. San Manuel Bueno, Mártir. 30a. ed. Madrid: Espasa Calpe, 1998. Print.

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